Soluciones para incentivar la descarbonización

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Los países latinoamericanos se enfrentan a una serie de desafíos y oportunidades únicas en su camino hacia la descarbonización. Por un lado, la región es rica en recursos naturales, como la energía renovable y vastas áreas de bosques, lo que proporciona un potencial significativo para reducir las emisiones y fomentar la resiliencia climática. Por otro lado, la dependencia histórica de sectores como la agricultura y la industria extractiva ha generado emisiones considerables y plantea desafíos en la transición hacia una economía baja en carbono. En este artículo analizaremos desafíos, beneficios y acciones a tomar en cuenta en este proceso.

Desafíos en el camino a la descarbonización

 

Identificar la combinación adecuada de estrategias es esencial para avanzar en el proceso de descarbonización, pero es crucial que las empresas reconozcan las dificultades que pueden surgir al implementar proyectos y que pueden obstaculizar la transformación de sus operaciones. Algunas de estas barreras son: 

  1. Financiamiento: Esta es una barrera que aún preocupa a muchas empresas. Hay varias razones detrás de esta preocupación, cada una de las cuales tiene un impacto similar.
          • La falta de incentivos gubernamentales para proyectos de bajas emisiones de carbono o la falta de claridad sobre cómo acceder a subvenciones estatales.
          • La expectativa de que la inversión genere un rápido retorno (por ejemplo, en 24 meses), lo cual a menudo es incompatible con los plazos requeridos para soluciones de descarbonización.
          • La dificultad de reunir el capital inicial necesario para implementar estas soluciones, debido a la reticencia de los inversores o a los márgenes de beneficio insuficientes para liberar fondos para la descarbonización.
  1. Tecnología: A pesar de la creciente disponibilidad y reducción de precios de tecnologías que reducen emisiones, muchas empresas todavía consideran que la tecnología es una restricción. Esto se debe a dos razones:
          • La aversión al riesgo al invertir en tecnologías de descarbonización innovadoras, en parte porque no se comprenden completamente.
          • La falta de datos para medir y seguir el progreso de la implementación de tecnologías en la consecución de objetivos, o si existen datos, no se integran adecuadamente en la toma de decisiones.
  1. Compromiso de las partes interesadas: El éxito inicial al usar estrategias con un rápido retorno de la inversión y fácil acceso a financiamiento puede llevar a un compromiso más sencillo de las partes involucradas. Sin embargo, a medida que el proceso se vuelve más complejo y la falta de información se convierte en un problema, el compromiso y la gobernanza de las partes pueden convertirse en una barrera. Esto se debe a:
          • La falta de compromiso en niveles ejecutivos necesarios para liderar las acciones de descarbonización.
          • La escasez de talento interno o experiencia en descarbonización.
          • La falta de un enfoque multidisciplinario para alcanzar objetivos de descarbonización.

Aunque estas barreras presentan desafíos, no son insuperables. El progreso hacia la descarbonización puede lograrse mediante una planificación sólida y la selección adecuada de estrategias clave, sin necesidad de aumentar significativamente los recursos invertidos.

5 formas en que la descarbonización impulsa gobiernos

  1. Estímulo al sector privado y fomento de la competitividad: Establecer estrategias a largo plazo hacia la neutralidad de carbono para 2050, que informen objetivos más sólidos para 2030, proporciona señales claras a inversores y empresas. Esto les motiva a adoptar nuevas tecnologías, acceder a mercados y participar en oportunidades de inversión público-privada, impulsando así la recuperación sostenible a corto plazo. Las pequeñas y medianas empresas también pueden beneficiarse al mejorar su eficiencia energética como parte de la descarbonización.
  2. Atracción de inversión y apoyo de organismos multilaterales y donantes: Las estrategias a largo plazo (LTS) ayudan a trazar un camino para lograr emisiones netas cero y desarrollar resiliencia climática. Esto facilita la identificación de proyectos, políticas, reformas y capacidades necesarias en todos los sectores. Además, permite establecer hitos que guíen la financiación climática internacional. Por ejemplo, los bancos multilaterales pueden apoyar a través de préstamos basados en políticas que fomenten reformas y políticas para atraer inversión privada. Los fondos climáticos internacionales pueden respaldar proyectos emblemáticos y estudios de viabilidad.
  3. Creación de empleo y transición justa: La transición hacia economías de emisiones netas cero en América Latina y el Caribe (ALC) puede generar hasta 15 millones de nuevos empleos netos para 2030 en sectores como energía renovable, construcción y manufactura, respaldando así la recuperación sostenible. Sin embargo, se deben anticipar las pérdidas de empleo en la extracción de combustibles fósiles y la producción de alimentos de origen animal. Las LTS pueden ayudar a diseñar políticas que faciliten la reasignación de trabajadores y ofrezcan protección social.
  4. Mejora del gasto público para aumentar la resiliencia y la responsabilidad fiscal: La descarbonización y la resiliencia pueden generar beneficios económicos significativos. Por ejemplo, el Plan de Descarbonización de Costa Rica generará beneficios netos de USD 41 mil millones para 2050. A pesar de las inversiones necesarias, estas acciones generan beneficios económicos superiores. La claridad sobre las áreas prioritarias de inversión ayuda a utilizar de manera efectiva los recursos públicos limitados para lograr una recuperación sostenible y alcanzar los objetivos climáticos.
  5. Protección de los recursos naturales y promoción de una recuperación sostenible: En ALC, la agricultura, la silvicultura y el uso de la tierra son responsables de aproximadamente la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que destaca la importancia de reducir estas emisiones. Además, la región enfrenta una grave pérdida de especies y hábitats, lo que afecta la provisión de recursos naturales esenciales. La protección de la naturaleza también puede aumentar la resiliencia ante los impactos climáticos y generar beneficios económicos significativos, como la purificación del agua. La restauración de tierras y la conservación de áreas dañadas tienen un claro sentido económico y contribuyen a la recuperación mediante la creación de empleos y la inversión del sector privado, mientras protegen servicios ecosistémicos críticos.

¿Cómo lograr un mayor impacto con la descarbonización? 

 

  1. Adoptar un enfoque de largo plazo y creer en la transformación:
        • Disolver la tensión entre las expectativas de retorno de inversión rápido y los ciclos de inversión a largo plazo.
        • Considerar acciones que generen beneficios a largo plazo, como acceso a financiamiento, ventajas competitivas y mitigación de riesgos regulatorios.
  1. Establecer una gobernanza interna del carbono:
        • Crear un equipo dedicado a implementar soluciones de descarbonización.
        • Establecer una agenda clara y responsabilidad para impulsar la acción.
  1. Cerrar la brecha de las expectativas en la implementación:
        • Alinear la visión ejecutiva con la experiencia operacional.
        • Reconocer y abordar las restricciones de la realidad en la visión de la empresa.
  1. Hacer responsable a la plana ejecutiva:
        • Asociar la responsabilidad de cumplir los objetivos de descarbonización con incentivos.
        • Priorizar el cumplimiento de estos objetivos de la misma manera que los objetivos financieros.
  1. Activar los habilitadores correctos:
        • Utilizar soluciones tecnológicas como parte de la estrategia.
        • Implementar habilitadores como modelos de financiamiento innovadores, precios internos de carbono y acceso a datos de emisiones.
  1. Fomentar la colaboración dentro de la cadena de suministro:
        • Establecer alianzas con incentivos compartidos entre organizaciones de la cadena de valor.
        • Colaborar con proveedores y competidores para reducir emisiones y encontrar soluciones conjuntas.

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