por qué certificar un edificio: beneficios ambientales y económicos que generan rentabilidad

La construcción sostenible ya no es una tendencia pasajera, sino una necesidad en un mundo que enfrenta desafíos crecientes relacionados con el cambio climático, el consumo excesivo de recursos y la huella de carbono. En este contexto, obtener una certificación sostenible se ha convertido en un paso estratégico para las empresas y organizaciones que buscan no solo contribuir a la protección del medio ambiente, sino también generar rentabilidad a largo plazo.
En este artículo exploramos los beneficios de la certificación de edificios sostenibles, tanto a nivel ambiental como económico, y cómo impactan en el valor de las edificaciones, en la atracción de consumidores y en la competitividad de los mercados.
Certificación sostenible: qué significa y por qué importa
Una certificación sostenible es un sistema de evaluación que garantiza que una edificación cumple con criterios internacionales de sostenibilidad en aspectos como:
Uso eficiente de energía y agua
Reducción de emisiones de gases de efecto invernadero
Manejo responsable de residuos
Uso de materiales sostenibles y procesos de producción con bajo impacto ambiental
Estrategias de diseño enfocadas en mejorar la calidad de vida de quienes habitan o trabajan en el espacio
Entre las certificaciones más reconocidas a nivel mundial destacan LEED (Estados Unidos), BREEAM y EDGE. En México y Latinoamérica, cada vez más proyectos apuestan por este tipo de mecanismos para garantizar que sus proyectos cumplen con estándares internacionales.
El objetivo de estos sistemas es claro: reducir el impacto ambiental, promover la innovación en la construcción y asegurar que las ciudades avancen hacia un futuro más resiliente.
Edificios sostenibles: cómo generan valor y rentabilidad
Los edificios certificados no solo contribuyen al cuidado del planeta, sino que representan una inversión estratégica para las empresas y desarrolladores inmobiliarios. Algunas de las principales ventajas económicas incluyen:
Mayor valor de mercado: las edificaciones sostenibles son percibidas como de alta calidad, lo que eleva su valor y competitividad en los mercados.
Reducción de costos operativos: gracias al uso eficiente de energía, agua y recursos, el gasto operativo disminuye de forma significativa.
Ahorro a largo plazo: la implementación de tecnologías sostenibles y de energía renovable se traduce en un menor consumo energético, lo que impacta directamente en los costos.
Atracción de capital e inversión: las instituciones financieras y los fondos de inversión priorizan proyectos con certificación sostenible, ya que representan menor riesgo y mayor retorno.
En otras palabras, un edificio sostenible es también un modelo de negocio rentable.
Certificación: beneficios ambientales directos
Los certificados de sostenibilidad permiten medir y controlar los procesos de construcción y operación de los edificios, generando un impacto positivo en el medio ambiente:
Reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
Protección de los recursos hídricos mediante un mejor manejo del agua.
Disminución de la huella de carbono durante todo el ciclo de vida del edificio.
Uso de prácticas responsables que disminuyen la producción de residuos y favorecen su reciclaje.
Diseño de espacios más saludables que mejoran la relación entre las personas y su entorno.
Estas acciones están alineadas con los diez principios del Pacto Mundial de Naciones Unidas, que incluyen temas como la protección de los derechos humanos, el trabajo justo y la lucha contra la corrupción, todos relacionados con una implementación ética de la sostenibilidad.
Certificados: tipos y ejemplos más comunes
Los certificados de sostenibilidad varían según el país, el tipo de edificación y los criterios que se evalúan. Los más destacados son:
LEED (Leadership in Energy & Environmental Design): desarrollado en Estados Unidos, es uno de los sistemas de certificación sostenible más reconocidos a nivel mundial. Evalúa el uso eficiente de energía y agua, la gestión de residuos, la elección de materiales y la reducción de la huella de carbono en todas las fases de la construcción y operación de los edificios.
EDGE (Excellence in Design for Greater Efficiencies): impulsado por la IFC (International Finance Corporation), es muy utilizado en México y América Latina. Se centra en la eficiencia energética, el ahorro de agua y la optimización en el uso de materiales locales, ofreciendo un proceso ágil y rentable de certificación para diferentes tipos de edificaciones.
WELL: se enfoca en la salud y el bienestar de las personas que habitan los edificios. Sus criterios incluyen la calidad del aire, el acceso a la luz natural, el confort térmico y acústico, así como espacios que fomentan la productividad, el trabajo colaborativo y el equilibrio entre las necesidades humanas y el entorno construido.
FITWEL: es un sistema de certificación creado para mejorar la salud y el bienestar en las edificaciones, con especial énfasis en factores como el diseño de espacios saludables, el fomento de la actividad física y la relación entre la arquitectura y la comunidad. Es ampliamente utilizado por empresas que buscan proyectar una imagen innovadora en sostenibilidad y cuidado de las personas.
BMS (Building Management System): aunque no es una certificación como tal, es un sistema de gestión que integra herramientas tecnológicas para monitorear y optimizar el consumo de energía, agua y otros recursos dentro de los edificios. Su implementación es clave para alcanzar los estándares de sostenibilidad exigidos por otras certificaciones como LEED o EDGE.
Un ejemplo claro es el crecimiento de edificios verdes en grandes ciudades de Latinoamérica, donde empresas líderes apuestan por la certificación para fortalecer su imagen de sostenibilidad y captar nuevos consumidores conscientes.
Uso eficiente de recursos: clave en la rentabilidad de los edificios
El uso eficiente de recursos como energía, agua y materiales no solo es una medida de responsabilidad ambiental, sino también una estrategia de ahorro y rentabilidad.
Los edificios que implementan sistemas de energía renovable, iluminación inteligente, reciclaje de agua y aislamiento térmico logran:
Reducir de manera considerable su consumo energético.
Disminuir costos de operación.
Cumplir con objetivos corporativos de sustentabilidad.
Posicionarse mejor en los mercados gracias a la diferenciación sostenible.
Este enfoque convierte la sostenibilidad en una apuesta segura, donde el impacto ambiental se reduce y los beneficios económicos crecen con el tiempo.
Conclusión: la sostenibilidad como apuesta de futuro
La certificación sostenible de edificios es mucho más que un requisito ambiental. Se ha transformado en una estrategia empresarial que genera ventajas competitivas, incrementa el valor de las edificaciones y responde a las necesidades de los consumidores en un mundo donde la sostenibilidad y la rentabilidad van de la mano.
Al obtener certificados de sostenibilidad, las empresas no solo contribuyen a la lucha contra el cambio climático, sino que también construyen un camino hacia el desarrollo económico responsable, la innovación en los procesos de construcción y la creación de ciudades más resilientes.
Invertir en sostenibilidad no es un gasto: es la mejor inversión de futuro para el planeta, las organizaciones y los mercados.