Los edificios Net Zero Carbono son edificios que equilibran sus emisiones de carbono generadas y compensadas, logrando un impacto neto de cero en gases de efecto invernadero durante su operación.
Para que un edificio sea Net Zero Carbono a lo largo de su ciclo de vida, debe reducir y compensar tanto el carbono operativo como el carbono incorporado. Compensar las emisiones de carbono implica neutralizar la cantidad de dióxido de carbono (CO₂) emitida por una actividad, financiando proyectos que reduzcan, capturen o eviten emisiones equivalentes en otro lugar.
¿Qué es el Carbono Incorporado?
El carbono incorporado se refiere a las emisiones de carbono que se generan durante la fabricación, transporte e instalación de los materiales utilizados en un edificio a lo largo de su ciclo de vida. Este enfoque es clave, ya que el impacto de la construcción se extiende más allá de la energía que se utiliza durante la operación del edificio.
Asimismo, estas emisiones son complicadas de reducir una vez que el edificio está construido, por lo que es fundamental minimizarlas desde la fase de diseño.
¿Qué es el Carbono Operativo?
El carbono operativo se refiere a las emisiones de carbono que provienen del consumo de energía del edificio en su funcionamiento diario, como iluminación, calefacción, refrigeración y suministro eléctrico. Este tipo de emisiones puede reducirse mediante prácticas de eficiencia energética y el uso de energías renovables.
Hacia un futuro de Carbono Neto Cero
El carbono operativo neto cero implica una reducción significativa de las emisiones de CO₂ generadas por el funcionamiento de un edificio a lo largo de un año. Para lograrlo, los edificios deben ser energéticamente eficientes y utilizar energía renovable (generada en o fuera del sitio). Cualquier emisión residual debe compensarse mediante mecanismos de compensación de carbono, alcanzando así un balance neto cero.
Sin embargo, el reto de crear ciudades sostenibles no solo se trata de que los edificios generen el 100% de su energía a partir de fuentes renovables, como paneles solares o turbinas eólicas, lo que se conoce como «edificios de energía neta cero». Aunque este es un objetivo clave, no siempre es viable para todas las construcciones.
Por ello, WorldGBC propone un enfoque más amplio y ambicioso: el concepto de carbono incorporado neto cero, que va más allá de las fuentes de energía para abordar el impacto ambiental de la fabricación de los materiales y procesos de construcción de un edificio.
Impacto del sector de la construcción
El sector de la construcción es responsable del 35% del consumo energético global, el 38% de las emisiones de carbono relacionadas con la energía y el 50% del uso de recursos naturales. Se proyecta que, si no se toman medidas, la huella total del sector podría duplicarse para el año 2060.
Transformación hacia un sector más sostenible
Para mitigar el impacto del sector, es necesaria una colaboración a lo largo de toda la cadena de valor, así como una transformación significativa en el diseño, la construcción, el uso y el desmantelamiento de los edificios. Esto implica adoptar nuevos modelos de negocio que promuevan la circularidad y la reutilización de materiales y edificios, integrar un enfoque basado en el ciclo de vida completo, mejorar el rendimiento operativo y reducir la dependencia de los combustibles fósiles.
El diseño eficiente, la construcción sostenible y el uso de energías renovables son pilares de esta transformación hacia un desarrollo urbano sostenible. El concepto de Edificios Net Zero está redefiniendo cómo entendemos el desarrollo urbano. No se trata solo de reducir el consumo de energía, sino de adoptar un enfoque holístico que abarque todo el ciclo de vida de un edificio.
Visión del Ciclo de Vida del Carbono de WorldGBC:
Fuente: WorldGBC